domingo, 3 de marzo de 2013

Me gusta



Me gusta

Me gusta el libro viejo,
en edición de bolsillo,
con tapa vieja y poco pretenciosa,
con páginas amarillentas
y ese olor tan característico.
Me gusta encontrarlo en pequeñas librerías
de libros de segunda mano,
olvidado, esperándome, dormido.
Me gusta leerlo glotonamente,
con ansía, doblando su blanda tapa,
y que al terminar se vea manoseado,
que se note que se ha leído.
Me gusta que en él se encierre el infinito.

Me gusta el disco de vinilo,
con sus enormes portadas,
y sus extensas explicaciones
en la contraportada.
Me gusta el sonido de la aguja
al contactar con la materia.
Me gusta su imperfección,
y el respeto que imponen.
Me gusta que pesen,
y que sean redondos,
como la luna llena, como el sol,
como la tierra.
Me gusta que en él se encierre la emoción.

Me gusta la carta,
vestida de sobre,
con su sello y
dibujada en tinta su dirección.
Me gusta abandonarla a su suerte
dejándola en el buzón.
Me gusta que se suba en un avión,
o en un tren, o en un camión;
y que viaje de Delhi a Nueva York,
de Salamanca a cualquier otro rincón.
Me gusta que se suba en una Vespa,
y callejee con el cartero hasta llegar a tu buzón.
Me gusta que entre sus pliegues,
se encierre la comunicación.

Me gusta el viejo traje,
aguardando en un baúl,
al fondo del desván.
Me gusta su corte y su botón.
Me gusta su chaleco,
su chaqueta y su pantalón.
Me gusta sacarlo del baúl,
mirarlo, tocar su material,
probármelo y sentir otra vez
la maravillosa sensación,
de darme cuenta
de que no necesito ni cinturón.
Me gusta que sus cosidos
encierren la elegancia.



  

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